En el aeropuerto berlinés de Tegel, nos estaba esperando nuestro microbús.
Nos acomodamos en él e hicimos nuestros primeros kilómetros.
Hicimos una parada estratégica para recuperar fuerzas.
¿La comida? ¡Salchichas, por supuesto!
El paisaje alemán es extraordinariamente verde.
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